Por Diego Alfonso
Tuluní es todo un paraíso para aventureros. Durante tres días disfrutamos los encantos naturales de esta vereda del municipio de Chaparral, en el sur del Tolima, y quedamos con ganas de regresar.
Diferentes grados de exigencia tienen sus atractivos, que incluyen cuevas para explorar, senderos verdes para caminar y balnearios para refrescarse y escapar por un rato de las altas temperaturas de la zona.
Una caminata de aproximadamente dos horas, por el bosque cálido seco de la zona, nos llevaron a las cuevas de Copete en el primer día. Allí, apoyados por guías de la comunidad, nos internamos en El Pesebre, cueva con estalagmitas y estalactitas que forman figuras parecidas a las de un pesebre navideño.
Estas cuevas, de las que también hacen parte las de El Tigre y Las Brisas, están llenas de vida. Nos encontramos con murciélagos, pseudo-arañas, grandes cucarachas y hasta con una planta albina.
El regreso, aunque es un poco más difícil, es compensado por la deliciosa comida con que reciben a los aventureros varias mujeres de la vereda.
El siguiente día, luego de un abundante desayuno, emprendimos camino hacia las cuevas de la quebrada Tuluní. No hay pierde cuando nos dejamos llevar por el mismo cauce, que acompaña la mayor parte de este recorrido hasta el cañón que llega a la caverna.
Antes de llegar a esta cueva, que es la más conocida de la región, visitamos la de los guapacoes, que son pájaros nocturnos también conocidos como guácharos.
La represa y piscina natural de El Tambor, a pocos metros del hospedaje, es otro de los grandes atractivos de Chaparral. Muchas familias tolimenses llegan allí en plan de paseo de río, especialmente los fines de semana.
Pronto se espera poner en marcha la práctica del rafting por el río Amoyá para completar esta oferta turística.
A Tuluní se llega por vía terrestre, desde Bogotá hasta El Espinal, Guamo, Ortega y Chaparral en un recorrido de unas 5 horas. Desde Ibagué son unas 3 horas, también pasando por El Espinal; y desde Neiva son 3 horas y media pasando por Castilla y Coyaima o por Guamo y Ortega.
Video de nuestra visita a Tuluní
Tuluní Vive, proyecto de paz
El proyecto de turismo rural comunitario Tuluní vive, más allá de las cuevas y balnearios, es una apuesta por la paz y el desarrollo.
Con el apoyo de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, y la Fundación Yapawyra, unas 14 familias de desplazados por la violencia de diferentes zonas del país encontraron en el turismo una alternativa para dejar atrás su triste pasado.
Estas familias fueron reubicadas por el gobierno nacional y el Instituto Colombiano de Desarrollo Rural, Incoder, en 2007. Un par de años después llegó el ACNUR para brindar su apoyo a estas familias. En 2012 fue la misma comunidad la que presentó las cuevas de Tuluní como una alternativa para su desarrollo.
El ACNUR y la Fundación Yapawayra se encargaron de la capacitación, señalización, de organizar los comités de logística y de organizar el hospedaje para los turistas que hoy ya pueden visitar con todas las comodidades del caso esta vereda y disfrutar de sus múltiples atractivos.
Hoy este espacio tiene capacidad para 24 personas en habitaciones sencillas, dobles o con dormitorios compartidos, además de zona de camping con 24 carpas propias para 2 y 4 personas.
Mayores informes al mail [email protected] o al celular 3166409399.