Viajar al interior de la tierra no es una actividad que se hace todos los días, pero si visita la Mina de Sal de Nemocón seguro va a regresar pronto y con más gente.
Esta maravilla turística, a 80 metros bajo tierra y con más de 500 años de historia, es un espectáculo que se disfruta con todos los sentidos.
Impresionantes figuras en sal, como estalactitas y estalagmitas, monumentos, claros espejos de salmuera y pozos y cascadas sorprenden en cada uno de sus espacios.
Un corazón tallado en sal de 1.600 kilos, en la cámara de los enamorados, hace palpitar los corazones y más los de la gente de este municipio que orgullosa y amablemente atiende a los turistas.
Pero el recorrido no termina al salir de las entrañas de la tierra. Una bella postal de Nemocón, que ofrece un mirador justo encima de la entrada de la Mina, puede ser la siguiente parada.
En el Museo de la Sal se puede conocer lo que fue la explotación de este mineral durante las épocas de la colonia y la independencia de Colombia.
Alrededor del parque central del municipio se pueden visitar el templo parroquial San Francisco de Asís y algunos estaderos donde venden deliciosas almojábanas y dulces postres para alegrar más el paseo.
Y si de hambre se trata hay varios restaurantes donde se consigue una gran gallina campesina al carbón, un buen ajiaco o un plato del minero con cerdo, pollo, morcilla y demás ‘juguetes’ para terminar un inigualable paseo familiar.